2016, La Pesadilla Bolivariana Continua, Fernando

Estimado Fernando,

En tu podcast La contracrónica del 31 de diciembre afirmaste que es el año en que terminó de naufragar el “sueño bolivariano”.
Creo que en este asunto estás equivocado, si por “sueño bolivariano” te refieres a la pesadilla neocominista en que Chávez, junto con otros militares amanecidos y esa gente, de la más rancia estirpe comunista, todos mayores de treinta años y por consiguiente, sin cerebro – a decir de Winston Churchil – sumió a Venezuela.

No, Fernando. La pesadilla chavista tiene vida para rato. Déjame que te explique por qué.

Para que se produjera la caída del régimen comunista en Venezuela tendría que producirse una conjunción de eventos que son poco probables. El régimen controla férreamente los mecanismos del poder, que, para no extenderme demasiado, voy a agrupar de la siguiente forma:

– El poder coercitivo “legal”. Lo de legal lo pongo entre muchas comillas, porque es un poder fáctico que se salta a la torera las leyes y la constitución que Chávez promulgó hace 17 años a la medida de sus necesidades. Este poder coercitivo legal está organizado en un eje encabezado por el tribunal supremo de justicia y otros tribunales encargados de la ejecución de las directrices políticas que salen de Miraflores; pasa por el SIBIM, es decir, el Servicio de Inteligencia Militar; el resto de las fuerzas armadas, y en particular la Guardia Nacional, encargada entre otras cosas del control de fronteras, la seguridad urbana y rural y el control del tránsito terrestre.

– El poder electoral, encabezado por el Consejo Supremo Electoral, un tribunal político a las órdenes del régimen cuyo objetivo es garantizar la imposibilidad técnica de que pierdan el control del Ejecutivo.

– El poder coercitivo clandestino, conformado por las bandas armadas y criminales, algunos de ellos recluidos “oficialmente” en prisiones pero que entran y salen a su discreción y sobre todo, que controlan fuerzas de choque civiles que usan tácticas de guerrilla para disolver cualquier manifestación popular contra el régimen. Son estos los que aparecen en motos como una manada de lobos, atraviesan una manifestación, matan a uno o dos y luego desaparecen.

– El poder económico, encabezado por la directiva de PDVSA, la única empresa que tiene carta blanca para comprar y vender fuera de las fronteras del país. También forman parte del poder económico el Servicio Nacional de Administración Tributaria (SENIAT) con el cual extorsionan a las pocas empresas que aún operan en el territorio, la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Económicos SUNDDE que se encarga de anular al sector comercio y el Banco Central de Venezuela, artífice del colapso de la moneda y de la extinción de la ya exigua clase media.

Para que cayera el régimen bolivariano tendrían que existir fuerzas capaces de vencer, o al menos contener y anular a esos cuatro poderes. El más importante y el más difícil de anular es el poder coercitivo legal. Los altos militares se están enriqueciendo en Venezuela mediante todo tipo de ilícitos, desde el narcotráfico hasta la expropiación por ocupación de tierras, fincas y empresas. Es éste poder el que le permite al régimen usar el poder electoral para amañan elecciones, con un registro electoral conocidamente adulterado; excusas burocráticas absurdas para no activar los procesos electorales y referendarios cuando correspondería y con trasiego y desaparición de votos.

También es el poder militar el que le permite al régimen usar al Tribunal Supremo de Justicia para neutralizar a la Asamblea Nacional, descalificando las leyes y resoluciones que emanan de ella por “inconstitucionales”. En esa lucha de fuerzas entre la Asamblea Nacional, que tiene potestad teórica para designar tanto a los jueces del Tribunal Supremo como a los Rectores del Consejo Nacional Electoral, los militares inclinan la balanza.

Con el mismo poder militar, se garantizan la ejecución de los desmanes y atropellos económicos: confiscan mercancías – como por ejemplo, confiscaron en diciembre los juguetes que estaba importando la compañía Kreisel, o las medicinas de la ONG CÁRITAS – cierran o expropian negocios alegando delitos fiscales, con el SENIAT, o delitos contra los derechos económicos, con la SUNDDE.

La única fuerza que podría neutralizar al poder militar es la fuerza de la gente en la calle protestando. Contra esa fuerza, el gobierno tiene muy a mano su brazo paramilitar, las bandas delictivas armadas y los círculos bolivarianos. Cada vez que hay una manifestación contra el gobierno salen a la calle los “motorizados” motoristas, diríamos en España y matan a dos inocentes, preferiblemente emblemáticos: adolescentes y estudiantes son sus víctimas favoritas, como fue el caso en 2015 de Kliverth Roa, de 14 años, asesinado en la ciudad de San Cristóbal.

Los venezolanos tienen que comprender que la revolución ni es pacífica ni es democrática. Es una tiranía comunista con todas sus letras. No es distinta de la tiranía coreana, ni de la vietnamita, ni de la extinta tiranía soviética de Stalin que mandó a la tumba a entre 20 y 40 millones de personas. Por duro que pueda resultar, la salida de una tiranía así tampoco será democrática. Ni pacífica. Es necesario que la gente en Venezuela comprenda la necesidad de trasgredir los mecanismos del sistema. En lo económico, comprar y vender bienes y servicios fuera del sistema monetario de curso legal, mediante monedas virtuales o extranjeras, cualquier cosa que no sea el bolívar. También es imprescindible que la gente corriente cuente con instrumentos de defensa personal y que estén dispuestos a usarlos.

Finalmente, quisiera trasladar al contexto Español la reflexión sobre Venezuela. Tenemos en puertas la amenaza real de que un grupo político de la misma naturaleza e ideología que el régimen bolivariano se haga con el poder. Los líderes de Podemos fueron financiados desde Venezuela, con dólares del petróleo y mediante la figura de contratos de asesoramiento y otros servicios. Es imprescindible que se sepa en España que, si bien la justicia no ve delito en ese financiamiento, el vínculo entre Iglesias y Monedero con la dictadura venezolana es real, es auténtico y es un hecho demostrado y del conocimiento público. Recordemos que la policía nacional española verifica la autenticidad de las órdenes de pago emitidas por el Ministerio de Relaciones Interiores venezolano a favor de Iglesias y de Monedero. Eso puede no ser delito, pero establece un nexo directo entre el régimen y la dirigencia de Podemos.

Ante estos hechos tan peligrosos y frente al crecimiento de la simpatía política hacia Podemos en España hace falta una confrontación clara y directa desde la perspectiva liberal libertaria. Urge desmontar todos y cada uno de los mitos populistas de Podemos, desde la birria de la democracia asamblearia, que es una farsa para conseguir que la cúpula del politburó imponga decisiones arbitrarias sobre competencias en las que ninguna democracia representativa de las tradicionales se atrevería a entrometerse; hasta la mentira flagrante acerca de que el dinero es la causa de todos los males, pasando por los mitos de la pobreza y la desigualdad y de su solución mágica mediante la redistribución de una riqueza que no existe y que no se puede crear cuando se controlan, como en Venezuela, todos los medios de producción.

Ojalá yo esté equivocado y tú tengas razón, pero me temo que no se va a escribir en la historia de Venezuela que 2016 fue el año en que colapsó el sueño bolivariano. Por el contrario, será un año más en que podrá trazarse un isomorfismo topológico perfecto entre la historia de Cuba y la de Venezuela.

Published byYván Ecarri

Ingeniero en Computación por la Universidad Simón Bolívar, Venezuela. Realizó estudios de Master en Gerencia de la Tecnología en la misma universidad y del Máster Europeo en Ingeniería de Software de la Universidad Politécnica de Madrid. Fue candidato al Congreso de los Diputados (España) Partido Libertario y es Coordinador Internacional del Movimiento Libertario de Venezuela.

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