Sobre el Aborto

Soy pro-vida. Soy un pro-vida en el sentido más literal: una persona que está a favor de la vida y en contra de la muerte; a favor de la continuidad de los procesos que permiten que un sistema complejo como es un ser vivo continúe funcionando y en contra de la interrupción deliberada de ese funcionamiento.

Entre otras cosas, estoy muy en contra de la pena de muerte, que no es de ninguna forma ejemplarizante ni disuasoria, simplemente es un acto de retaliación o una forma drástica de solucionar la superpoblación carcelaria y saciar la necesidad de venganza de las víctimas y sus familias.

Estoy también en contra de dar muerte con crueldad y causando sufrimiento a cualquier ser con consciencia, entendida como la capacidad para sentir. Cuando la tecnología nos ofrezca una alternativa de alimentación económicamente aceptable y de palatabilidad similar a las carnes animales optaré por ese tipo de alimentación sin dudarlo. Mientras mayor y más compleja es la consciencia más grave me parece la interrupción de la vida de la que emerge.

Coincido con el objetivismo randiano en que la principal herramienta gnoseológica tiene que ser el análisis racional de hechos observables y no el producto de una corazonada, una alucinación o una pesadilla. Mis argumentos pro-vida son evidentemente distintos a los típicos. Los míos se fundamentan en la evidencia empírica de que hay distintos niveles de consciencia entre los seres vivos y de que la consciencia es una propiedad emergente de la complejidad de los esos sistemas. Los otros —los religiosos— suponen que la vida humana es distinta y superior a cualquier otra por voluntad de un ente metafísico quien nos ha autorizado y ordenado usar y disponer de la vida de las demás criaturas. 

Soy pro-vida porque como ser consciente tengo la capacidad para —y elijo hacerlo— reconocer en otros seres vivos variaciones de grado de la misma naturaleza de mi ser consciente.

La vida, a nivel embrionario, reproduce de forma resumida y acelerada los estadios de la evolución. Eso quiere decir que el embrión, el feto e incluso el neonato muestran niveles de consciencia y conductas equivalentes a otras formas de vida, desde el nivel unicelular, equiparable a la vida bacteriana, hasta el nivel del humano completamente desarrollado, pasando por la forma de organismos eucariotas multicelulares, peces primitivos, anfibios, reptiles, mamíferos primitivos y superiores, primates y finalmente el hombre.

No soy una persona favorable al aborto como práctica de uso corriente. Si yo mismo me viera en las circunstancias que conducen a alguien a decidir si abortar o no, probablemente escogería no abortar. Sin embargo, no me atrevería siquiera a sugerir que se impida por medios coactivos a otra persona tomaron esa decisión. Por otra parte, si la mayoría de las personas no tiene reparos en matar a una medusa, a un pez, a una rana, a una zarigüeya o incluso un gorila sin que hayan razones para ello, no veo por qué no se pueda interrumpir la vida de un embrión o un feto cuya conciencia es equivalente a la de una medusa, un pez, una rana, etc.

La decisión de terminar con una vida en gestación tendría que ser total y absolutamente de la gestante mientras esa vida esté en un estado de desarrollo equivalente al de un animal que no nos importaría matar, incluso sin tener buenas razones.

El caso del estadio de desarrollo de los mamíferos como la zarigüeya o el gorila es particular ya que hay otras razones que deben ser consideradas: el desarrollo cognitivo de una zarigüeya es equiparable al de un feto durante su gestación avanzada y el de un gorila es equiparable al de niños tres o cuatro años. Yo considero completamente inaceptable matar a un primate superior como un gorila, un bonobo o un chimpancé si no existen buenas razones. Además, llegados al punto en que el feto es viable o el niño ha nacido, existen millones de familias que estarían dispuestas a preservar esa vida e incluso indemnizar a la madre gestante por las molestias y el desgaste en energía y bioquímica corporal que debe soportar para llevar a término el embarazo. Habiendo tantas personas deseosas de cuidar de esa vida incipiente, terminarla sin que medien otras razones no sólo no es ético sino que es irracional.

Pero estoy en contra de las leyes prohibicionistas del aborto. Ninguna mujer debería ser forzada a llevar a término un embarazo que está todavía en la fase embrionaria o mientras que el feto no sea viable o cuando continuar la gestación represente un peligro. Incluso fuera de estos supuestos, la decisión de abortar no debe ser punible, por mucho que pueda ser moralmente cuestionable.

Debería permitirse que una mujer que no desee conservar al bebé pueda llegar a un acuerdo con otras personas, que sí estén deseosas de tenerlo y debería poder ser compensada por el desgaste energético, bioquímico y personal que constituye la gestación. La acción coactiva del estado a la decisión de la mujer de terminar el embarazo sólo sirve para acorralarla fuera de la legalidad mientras que impedir que la mujer pueda ceder en adopción por un acuerdo simple con los adoptantes es un acto de totalitarismo que degrada tanto a la mujer como al neonato. Con lo que acabo de decir, se deduce directamente —y así lo afirmo— que el Estado Español y sus leyes conservadoras son y han sido causantes de la muerte innecesaria de muchos no-natos que hubieran podido tener acogida en un hogar perfectamente funcional y de mujeres que escogieron acudir a métodos abortivos clandestinos.

 

La patria

Banderas

Cuenta Vit Jedlicka, Presidente de Liberland, que una vez fue detenido por la policía Croata al intentar llegar al territorio de su país y un policía le dijo: «Liberland es sólo una idea en tu mente» y él le respondió: «Lo mismo que Croacia».

¿Cuándo entenderemos que la «Patria» no existe? La «patria» es una idea en la mente de quienes creen en ella y sólo sirve para dividir el mundo en «ellos» y «nosotros».

Es perfectamente válido que personas con valores, creencias e ideas imilares se asocien de forma voluntaria para cualquier fin, incluyendo la defensa propia y de sus bienes; lo que no es válido es usar la excusa de «la patria» para mandar a otros a matar o morir.

Entre la «Patria» y la «Libertad» escojo y escogeré siempre la Libertad. La «patria» es un constructo ajeno, espúreo, impuestopara poner al hombre contra el hombre; en cambio la libertad es una forma de vida que implica la posibilidad de realizarnos personalmente, de hacer realidad nuestros sueños con responsabilidad y dentro del respeto por los demás.

Socialistas de todos los partidos, socialistas de aquí y de allá

Circula por las redes sociales un mensaje que dice lo siguiente:

“Ante las nuevas y contundentes evidencias de financiación del régimen chavista a Podemos para desestabilizar la democracia española, llamamos a los venezolanos en España y a los españoles a la calle expresar nuestra indignación, rechazo y condena. Mientras los venezolanos no tienen comida, ni medicinas, ni seguridad ni democracia, estos inmorales, cómplices y corruptos de Podemos gastan el dinero de los venezolanos en intentar implantar sus ideas radicales y fracasadas en España. Acompáñanos, no importa tus preferencias políticas, se trata de defender la democracia en España y ayudar a recuperarla en Venezuela!!!”

Resumiendo, dice que la gente en Venezuela pasa hambre porque su gobierno gasta el dinero en financiar el establecimiento de un régimen afín en España a través de PODEMOS y eso me hace pensar con gran tristeza lo profundamente interiorizado que tienen tanto los Venezolanos como los Españoles el modelo socialista.

Es falso que los venezolanos pasan hambre y necesidades por los 3.2 millones de dólares que CADIVI (la oficina de control de divisas) concedió a la fundación de Juan Carlos Monedero. Venezuela tiene 31 millones de habitantes (según las burdas estimaciones para 2016 ya que nadie puede decir a ciencia cierta cuántos hay). Si dividimos los 3.2 millones de dólares entre los 31 millones de habitantes da un poco más de diez céntimos de dólar que, como dicen los pedigüeños que pululan en el transporte público venezolano: “no hacen ni pobre ni rico a nadie”.

La función del gobierno no es dar alimento a la población. La idea en sí es monstruosa, propia del estalinismo más puro: anular la capacidad de las personas de producir riquezas suficientes para cubrir sus necesidades y abundantes para convertirse en bienes de capital que a su vez permitan generar más y más riqueza.

Los venezolanos pasan hambre porque el gobierno controla todos los medios de producción y combate activamente la iniciativa privada, por la vía de las expropiaciones pero sobre todo mediante el control cambiario y su ley de ilícitos, las leyes de aduanas, la ley de tierras, la ley de arrendamientos inmobiliarios, la ley del trabajo y muchas otras.

La amenaza más grave sobre España está en el avance progresivo y continuo de la idea de que los gobiernos están para atender las necesidades de la gente, comenzando por un conjunto relativamente pequeño de necesidades (como la salud y la educación primaria) pero avanzando poco a poco hacia más y más necesidades: vivienda, vestido, alimentación, información veraz, etc.

El truco de la ingeniería social consiste en hacernos creer que la necesidad es la fuente del derecho. Si necesitamos comida decimos que la alimentación es un derecho; si necesitamos vivienda decimos que la vivienda es un derecho y por esa vía el Estado va colonizando todos los espacios de la sociedad como una bacteria putrefactiva, arruinando la capacidad del ser humano de crear.

No necesitamos un Estado paternal. La función del Estado no es satisfacer las necesidades de las personas. El Estado –si aceptamos que un poco de Estado es necesario, cosa que todavía hay que cuestionarse– debería limitarse a facilitar un clima en el cual las personas puedan generar riqueza y satisfacer sus propias necesidades y las de otros, intercambiando comercialmente los bienes y servicios que puede producir cada uno.

La solución, tanto para Venezuela como para España, comienza por promover activa e incisivamente los principios libertarios: el principio de libertad individual, el principio de propiedad privada, el principio de igualdad moral, el principio de voluntariedad y el principio de responsabilidad y todos los que se derivan de esos cinco principios básicos. La prensa y los medios de comunicación tendrían que jugar un papel preponderante en esta tarea. Así como PODEMOS usó 3.2 millones de dólares para su campaña estatista y liberticida, sería muy conveniente contar con varios millones de euros para contrarrestar el inmenso esfuerzo Goebbeliano que están haciendo los estatistas.

Madrid y las Ayudas a los Refugiados Sirios

A finales del año 2015 la Alcaldía de Madrid ofreció alojamiento gratuito, tarjeta sanitaria,  y una ayuda mensual de 400 euros a los refugiados sirios que se establecieran en la ciudad, para lo cual dispuso de una partida de 10 millones de Euros.

Una estimación bastante gruesa (a partir de los datos de empleo a nivel nacional) nos hace suponer que la gracia le ha costado alrededor de 8 euros con 50 céntimos a cada contribuyente madrileño y tiene el siguiente beneficio real: El alquiler de un piso en Madrid tiene un coste de oportunidad promedio de unos 400 euros al mes, es decir, unos 4.800€ al año. El subsidio por familia también es de 4.800€ al año. El coste de oportunidad de la cobertura médica se podría equiparar al coste de un seguro privado de salud. Para una cobertura equiparable a la de la Seguridad Social el coste puede ascender a unos 1050€ anuales y una familia refugiada promedio puede tener entre 3 y 4 miembros, lo que significa que el coste de oportunidad en cobertura sanitaria puede llegar a unos 4.000€ por familia.

Si sumamos todas las partidas, llegamos a la conclusión de que cada familia le cuesta a Madrid unos 13.600 al año, es decir: con 10 millones de Euros se puede dar ayuda a unas 735 familias, entre 2.200 y 2.900 personas, menos que una gota de agua frente a los más de cuatro millones y medio de refugiados que ha generado el conflicto.

¿Ayudar a 6 de cada 10.000 refugiados dándoles casa, comida y sanidad es lo mejor que se puede hacer? A la luz de los principios libertarios, es evidente que no lo es por muchos motivos, para comenzar, porque el origen de los recursos es la exacción coercitiva por la vía de los impuestos y no una contribución voluntaria, pero además porque establece un vínculo de dependencia entre los beneficiarios de la ayuda y el gobierno local y constituye una discriminación positiva hacia los elegidos para disfrutar del beneficio en contra de todos los demás refugiados, pero sobre todo, contra los propios madrileños en situación de pobreza extrema que deberían tener, como poco, el mismo tratamiento desde la perspectiva de la igualdad moral.

Una alternativa afín a los principios libertarios sería un programa de puertas abiertas sin subvenciones ni ayudas estatales, acompañado de las siguientes medidas:

  • Establecer una política de bienvenida a los inmigrantes que suponga que tanto ellos como nosotros estamos dispuestos a aceptar los principios de libertad individual, igualdad moral, propiedad privada, responsabilidad y cumplimiento voluntario de los pactos y contratos acordados libremente.
  • Liberalizar los mecanismos de caridad privada y voluntaria en vez del sistema de recaudación coercitiva de los impuestos, de tal forma que cualquiera que quiera donar a las personas más necesitadas pueda hacerlo, con la libertad de elegir a quién ayuda y de qué forma lo hace.
  • Otorgar permisos de trabajo por cuenta propia o ajena a cualquier refugiado que lo solicite.
  • Eliminar el salario mínimo y permitir la libre contratación y despido. En lugar de un sistema de indemnización por despido obligatorio y universal, liberalizar la negociación de las condiciones de contratación de tal forma que cada empleador y empleado puedan acordar las condiciones del despido. De esta forma se facilitaría la incorporación de la población de refugiados al mercado de trabajo.
  • Desregular la homologación de títulos y autorizar a las universidades a dar reconocimiento oficial a los títulos obtenidos en el extranjero de forma expedita. Las universidades a su vez pueden establecer convenios y vínculos con otras universidades en el extranjero para la validación expedita de títulos mediante el traslado de expedientes académicos por medios electrónicos. De esta forma se facilitaría la incorporación de personas altamente cualificadas en la sociedad.
  • Limitar los mecanismos del estado de bienestar como la asistencia santiaria gratuita y progresivamente sustituirlos por un sistema donde cada quien tenga la posibilidad de elegir su sistema de salud y de pensiones. De esta forma se aliviaría a los refugiados la carga contributiva que significa un sistema de salud y pensiones obligatorio.

Con los 10 millones de Euros que se ahorraría Madrid se podría proceder a la recompra de bonos de deuda pública de Madrid que pagan intereses por encima del 5,7% y producir un ahorro en intereses superior a 350.000 euros que podrían devolverse a los contribuyentes madrileños.

Cinco Principios Libertarios

¿Qué significa ser libertario?

Ser libertario es vivir conforme a los principios morales del libertarismo; es confiar en la libertad individual, creer que cada persona tiene derechos sobre su vida sin más límite que el derecho de los demás. El libertarismo se fundamenta en una serie de principios, versionados por cada pensador libertario. Yo he escogido estos cinco principios como modelo de vida porque pienso que los demás principios pueden derivarse de ellos:

  • El Principio de Libertad: El derecho, inherente a todas las personas, de desarrollar su vida como mejor les parezca sin más limitación que los derechos de otras persona.
  • El Principio de Igualdad Moral: Todas las personas son iguales moral y jurídicamente, nadie tiene derecho a imponer sus ideas, principios y valores a otras personas.
  • El Principio de Propiedad: El derecho, también inherente a todas las personas, de tener propiedades: usar, usufructuar y disponer de ellas, reconociendo que el propio cuerpo humano es la primera e inalienable propiedad de cada persona.
  • El Principio de Voluntariedad: Las relaciones entre las personas tiene que partir del consentimiento y, de igual forma, los acuerdos que se pacten libremente, deben ser cumplidos de buena fe.
  • El principio de Responsabilidad: Toda persona es responsable de sus actos y las consecuencias que tengan.

 

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